Trabajo con las comunidades para el monitoreo a distancia durante la COVID-19 y otros BEI

En el contexto de BEI como la COVID-19, muchas organizaciones necesitan adaptar sus formas de trabajo y adoptar enfoques de monitoreo a distancia.

Recopilar y administrar datos de monitoreo a distancia tiene muchas ventajas, por ejemplo:

• La seguridad del personal y los participantes del proyecto puede aumentar si no se reúnen físicamente para recopilar información, especialmente si la información que comparten es sensible.

• El alcance geográfico puede ser mayor, especialmente en contextos de seguridad restringida.

• Los costos y el tiempo dedicados a recopilar datos pueden reducirse.

• Pueden existir menos demoras entre el muestreo y los resultados.

• Algunos métodos de recopilación de datos podrían fomentar más participación u honestidad en las respuestas (si se envían de forma anónima).

Es fundamental trabajar con socios locales, personal o puntos focales comunitarios y aprovechar los conocimientos y relaciones locales al planear enfoques de monitoreo a distancia en los BEI. Siempre que sea posible, deben codiseñarse enfoques con socios locales, nacionales o comunitarios para asegurar que los enfoques se basen en sus conocimientos y relaciones y promuevan el sentido de propiedad.

Trabajar con las comunidades en gestión y monitoreo a distancia

La integración de enfoques comunitarios —mediante el uso de estructuras comunitarias ya existentes, como grupos y comités— es un componente importante del monitoreo de proyectos a distancia (cuando no incluyen la gestión de casos sensibles o de alto riesgo, o la recopilación de información directamente de los sobrevivientes). Por ejemplo:

• Cuando los haya, el personal local de la comunidad puede proporcionar datos de monitoreo y un enlace para establecer protocolos de administración remota.

• Con respecto a las actividades del proyecto que están basadas en la comunidad y no se dirigen directamente a niños individuales en riesgo, los comités ya existentes pueden ayudar a monitorear la calidad de la implementación y el progreso del proyecto cuando el personal no esté en condiciones de visitar los sitios.

• Involucrar a mujeres, niñas, hombres y niños en el monitoreo y la evaluación de proyectos es una buena práctica y conduce a una respuesta humanitaria más eficaz. Puede ayudar a que las organizaciones humanitarias tomen en cuenta a las comunidades, les rindan cuentas y sean responsabilizadas por ellas.

Las buenas prácticas al trabajar con comunidades en gestión y monitoreo a distancia incluyen:

1. Cuando haya grupos o individuos que ya colaboren a menudo con organizaciones, mapear las estructuras existentes y aprovecharlas en lugar de crear sistemas paralelos en una comunidad.

2. Elaborar memorandos de entendimiento y descripciones de cargos o tareas para los puntos focales comunitarios, delimitando claramente sus funciones.

3. Tener varios contactos por ubicación para poder triangular la información fácilmente.

4. Asegurarse de que los memorandos de entendimiento y la capacitación de los puntos focales comunitarios incluyan condiciones de confidencialidad, enfoques éticos, normas y procesos de salvaguardia, protección contra la explotación y los abusos sexuales y conceptos de monitoreo y evaluación, así como otros asuntos relacionados con los programas de protección de la infancia, para crear conciencia sobre sus funciones y responsabilidades y fortalecer su capacidad de responder a los problemas de protección. Esto se puede hacer a distancia cuando sea necesario.

Para obtener recursos adicionales a fin de trabajar con las comunidades durante la COVID-19, consulte Working with Communities to Keep Children Safe: Annex to the Technical Note on the Protection of Children during the Coronavirus Pandemic, La Alianza para la Protección de la Infancia en la Acción Humanitaria, 2020