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Sistemas de recompensa en el cerebro y su respuesta a la comida

En este artículo, el Dr. Cicerale explica brevemente los sistemas de recompensa en el cerebro, y el área que responde a las recompensas alimentarias.
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© Università di Torino

El sistema de recompensa cerebral

En el vídeo anterior, hemos explorado qué es una recompensa, desde un punto de vista conductual y psicológico.

Ahora exploraremos la recompensa desde una perspectiva neurobiológica, identificando algunas de las áreas que forman los sistemas de recompensa en el cerebro. Descubrirá que estas áreas son las mismas investigadas en la adicción a los alimentos y algunas de ellas están afectadas por los trastornos alimenticios.

El estudio del sistema de recompensas comenzó en la década de 1950. En estudios con animales, los científicos encontraron áreas cerebrales cuya estimulación eléctrica resultó ser gratificante. De hecho, los animales presionaban continuamente una palanca para obtener esta estimulación y paraban solo cuando se agotaban. Estudios posteriores encontraron áreas similares en otros animales, incluyendo los humanos.

Desde entonces, el estudio del sistema de recompensas humano continuó, e identificamos un conjunto de áreas distintas que forman el circuito de recompensas. El circuito está compuesto por múltiples áreas, incluyendo el área tegmental ventral y el núcleo accumbens.

Esta última es la diana principal de las neuronas del área tegmental ventral. Uno de sus componentes, denominado “recubrimiento”, parece ser uno de los principales “centros de placer” del cerebro. Es responsable, entre otras cosas, de mediar en el gusto de algunas recompensas intrínsecas.

Las conexiones entre estas zonas forman parte de la llamada “vía mesolímbica”, una estructura crucial para la recompensa. Este itinerario comprende también otros circuitos y conexiones con otras zonas, como la amígdala, el hipotálamo, el hipocampo y las regiones frontales de la corteza. Estas áreas están implicadas en el aprendizaje, las emociones, en la formación de recuerdos y en procesos cognitivos superiores, como el control de nuestras elecciones y acciones. Como observamos, áreas como el hipotálamo también están involucradas en mecanismos homeostáticos y neuroendocrinos.

Respuestas de recompensa alimentaria en el cerebro

Entonces, ¿qué regiones del cerebro activa la comida o incluso algo como un líquido dulce? ¿Difieren de la región que procesa otras recompensas? Explorar completamente el tema requeriría (¡y requiere!) cientos de horas y miles de páginas de libros y artículos.

En los humanos, aún no hemos logrado distinguir de manera fiable la respuesta de recompensa a la comida de las respuestas a sustancias adictivas. Esto es cierto a pesar de que nuestras experiencias en estos casos pueden ser (y son) muy diferentes. Más allá de las áreas ya mencionadas, hay pruebas de que el palidum ventral, otra área implicada en la motivación y recompensa, desempeña un papel importante en el gusto por los alimentos. Para complicar el panorama, existe el hecho de que todas estas áreas no deben ser vistas como “monolíticas” y contienen distintos componentes.

Por ejemplo, tanto el recubrimiento del núcleo accumbens como el palidum ventral contienen subzonas vinculadas a una mayor respuesta placentera a los alimentos y subzonas vinculadas a una menor respuesta placentera a los alimentos.

En numerosos artículos, el profesor Kent Berridge y sus colaboradores intentan trazar un mapa completo de los circuitos de recompensas involucrados en la respuesta a la comida, y al final de este artículo podrá encontrar los enlaces relevantes.

Por último, es importante señalar que múltiples estudios sugieren que la integración de diferentes señales (olfato, vista, gusto, hambre) ocurre en áreas que consideramos vinculadas a funciones cognitivas superiores. Estudios realizados, entre otros, por la profesora Barabara Rolls y sus colaboradores, demuestran que la disminución del placer por la comida al saciarnos se genera en la corteza orbitofrontal, un área que recibe señales relacionadas con la saciedad, así como información sensorial procedente de todos nuestros sentidos.

Abordamos este tema en el primer paso de la semana: tras una comida copiosa y una porción aún más grande de pastel, es poco probable que un frasco de galletas sea lo que usted desea. Este ajuste de gustos y deseos no puede generarse por la actividad solitaria de una o dos áreas cerebrales, sino que debe entenderse como el resultado de complejas interacciones y bucles de retroalimentación. Después de todo, la recompensa y la adicción son entidades que habitan entre dos planos: el neurobiológico y el psicológico, y vincularlas es uno de los grandes retos de las neurociencias actuales.

En la siguiente actividad, continuaremos debatiendo temas relacionados con la recompensa, pero abordaremos el concepto de adicción a la comida y sus posibles consecuencias desde una perspectiva psicoterapéutica.

© Università di Torino
This article is from the free online

Alimentación: la relación entre la comida, el intestino y el cerebro

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