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Perspectivas medioambientales, sociales, éticas y financieras

Article outlining the wide ranging impact that food waste has on society.
© EIT Food

“Si cada persona de Reino Unido no desperdiciara comida en casa durante un día, podría tener el mismo impacto en los gases de efecto invernadero que plantar medio millón de árboles”. (WRAP, octubre de 2020)

El desperdicio de alimentos es un problema global. El impacto del desperdicio de alimentos en nuestro sistema alimentario está afectando negativamente al medio ambiente, la biodiversidad y los recursos naturales, y tiene costes económicos y sociales cada vez más elevados. La reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos es un paso urgente y vital en el proceso de creación de sistemas alimentarios más sostenibles.

La huella ambiental

La pérdida y el desperdicio de alimentos tienen tres tipos generalmente cuantificables de huellas ambientales [1]: emisiones de gases de efecto invernadero (huella de carbono); presión sobre los recursos terrestres (huella terrestre); y presión sobre los recursos hídricos (huella hídrica). Estas huellas pueden, a su vez, afectar a la biodiversidad.

Huella de carbono

Cantidad total de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos a lo largo del ciclo de vida del alimento expresado en equivalente de CO2. Esto incluye todos los GEI emitidos durante la producción, el transporte, el procesamiento, la distribución y el consumo, así como las emisiones procedentes de la eliminación de residuos [1].

  • La huella de carbono global del desperdicio de alimentos se ha estimado en 4,4 gigatoneladas de CO2 [2].

  • Si la pérdida y el desperdicio de alimentos fuera un país, sería el tercer mayor emisor en la Tierra, después de EE.UU. y China [3].

Huella terrestre

No existe un método de aplicación general para medir toda la huella terrestre de producción de alimentos. Algunos informes estiman la huella terrestre de los alimentos en función de la superficie de tierra necesaria para producir esos alimentos. El uso del suelo es fundamental en términos de cambio climático, biodiversidad y ecosistemas. La agricultura intensiva disminuye la fertilidad del suelo, lo que conduce a un mayor uso de insumos sintéticos que causan contaminación y, en última instancia, pérdida de tierras cultivables.

  • En 2007, se utilizaron 1.400 millones de hectáreas de tierra agrícola para producir alimentos que no se consumían, casi un tercio (28 %) de la superficie agrícola total del mundo. Esto representa una superficie mayor que Canadá e India juntos [2].

  • Los principales factores que contribuyen a la ocupación de la tierra de alimentos desperdiciados son la carne y la leche [3].

Huella hídrica

La agricultura representa el 70 % de la extracción mundial de agua dulce [3], mientras que el 30 % restante se destina a la producción industrial y el uso doméstico de agua. La huella hídrica de un producto alimentario es una medida de toda el agua dulce utilizada para producir y suministrar dicho producto a su consumidor final, en todas las etapas de la cadena de suministro.

  • En 2007, la huella hídrica global de la producción agrícola fue de unos 250 km3. En términos de volumen, representa casi 3 veces el volumen del lago de Ginebra [4].
  • Los cereales, las frutas y la carne son los principales contribuyentes a la huella hídrica de los alimentos desperdiciados.

Los alimentos no ingeridos son uno de los diversos factores que contribuyen a la pérdida de biodiversidad a través del cambio de hábitat, la sobreexplotación, la contaminación y el cambio climático. 9,7 millones de hectáreas son deforestadas anualmente para cultivar alimentos, lo que representa el 74 % de la deforestación anual total [3].

Seguridad alimentaria y perspectiva social

Casi 820 millones de personas de todo el mundo están desnutridas [4] y mil millones están sobrealimentadas [3]. Simultáneamente, millones de toneladas, o la cuarta parte de las calorías destinadas a alimentar a los seres humanos, se convierten en pérdida y desperdicio de alimentos a lo largo de la cadena de suministro [6]. Esta coexistencia entre el desperdicio alimentario, el hambre y la desnutrición es una de las mayores paradojas de nuestro tiempo. El consenso mundial es que, según las tendencias actuales de producción y consumo, la producción mundial de alimentos “necesitará” aumentar un 60 % para 2050 en función del crecimiento de la población. Los activistas contra el desperdicio de alimentos [7] sostienen que aumentar la producción mundial total de alimentos no es la respuesta y piden hábitos de consumo más eficientes. Los alimentos perdidos y desperdiciados representan una oportunidad perdida para alimentar a la creciente población mundial.

La perspectiva ética

Hay dos razones por las que el desperdicio de alimentos se considera una cuestión ética:

  • los nutrientes desperdiciados podrían haberse utilizado para aliviar los problemas de hambre en los países pobres y,

  • el desperdicio de recursos es perjudicial para la salud de otros seres humanos, animales, plantas y ecosistemas.

Perspectivas financieras

El desperdicio de alimentos tiene costes económicos significativos, que se estiman en unos 143 mil millones de euros en la UE [9]. Esto incluye los costes para los productores (que dejan los productos sin cosechar); los transformadores (que descartan productos comestibles que no se ajustan a las normas del mercado en cuanto al tamaño y la estética); los minoristas (que pierden productos debido al deterioro durante el transporte y desechan los productos no vendidos); y los hogares (que malgastan el dinero debido al deterioro, la falta de conocimiento, la compra excesiva y la confusión sobre las fechas de consumo preferente y de caducidad [10]). WRAP informe que en Reino Unido una familia media con hijos desperdicia el equivalente a 700 libras anuales. Además del coste monetario de los alimentos desperdiciados, existen otros costes financieros asociados a la recogida, gestión y tratamiento de los residuos [11].

Cuando desperdiciamos alimentos, también estamos desperdiciando todos los recursos que se han utilizado para producir esos alimentos, como tierra, agua, suelo, energía y todos los demás insumos invertidos. Reducir el desperdicio de alimentos aportaría numerosos beneficios. Ayudaría a abordar la pobreza alimentaria, además de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, protegería el medio ambiente natural y ahorraría mucho dinero.

¿Qué nos impide solucionar el problema?

© EIT Food
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Del desperdicio al valor: cómo abordar el desperdicio de alimentos

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