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Diálogo entre bacterias intestinales y células inmunitarias

Observemos la íntima conexión entre la microbiota y las células humanas.
An image describing the close link between the cells of the intestine and the gut microbiota
© CSIC

En este paso aprenderemos cómo la microbiota intestinal se comunica con las células del sistema inmunitario localizadas en la interfaz intestinal. ¿Está listo para descubrir esta fascinante forma de comunicación? ¡Continúe leyendo!

El intestino es el punto de encuentro de los enterocitos -las células encargadas principalmente de absorber los nutrientes esenciales- con otros tipos de células, como las que componen el sistema inmunitario intestinal y los microorganismos de la microbiota. En consecuencia, el intestino es donde estas células “hablan” e intercambian una inmensa cantidad de mensajes… De un modo bastante similar, de hecho, a como lo hace usted con su familia y amigos a través de las distintas redes sociales. La diferencia es que los mensajes que intercambian estas células desempeñan un papel en el mantenimiento de la homeostasis en todo el cuerpo. Por ejemplo, algunos tipos de bacterias, como las del género Bifidobacterium, se consideran beneficiosas para la salud. Este hecho se explica en parte por la capacidad de estas bacterias para enviar señales antiinflamatorias y prevenir una respuesta inflamatoria incontrolada. En otras palabras, las bifidobacterias hablan con el sistema inmunitario y le instan: “relájate, relájate, no te pongas nervioso. Todo va bien”. La inducción de este tipo de respuesta en la respuesta inmune es de suma importancia, dado que una respuesta inflamatoria sostenida en el tiempo se asocia con la aparición de algunas enfermedades, como la obesidad o la diabetes tipo 2.

Por el contrario, las bacterias patógenas envían mensajes contrarios. Es el caso, por ejemplo, de una bacteria llamada Clostridium perfringens que surge con frecuencia tras el uso de antibióticos de amplio espectro que destruyen el ecosistema de la microbiota intestinal. La Clostridium perfringens puede producir toxinas en el intestino que activan el sistema inmunitario. La activación del sistema inmunitario significa que algunas células específicas (como los macrófagos o linfocitos T) liberarán señales en forma de moléculas solubles llamadas quimiocinas y citocinas, reclutando y activando cada vez más células inmunitarias. En otras palabras, la presencia de este género de bacterias en el intestino indica a las células del sistema inmunitario: “Oye, soy peligroso y podría causarte problemas, así que deberías luchar contra mí”. Además, una particularidad de las toxinas bacterianas es que algunas células del sistema inmunitario (denominadas linfocitos B) pueden generar anticuerpos capaces de neutralizar estas toxinas. Y lo que es aún más importante…: Los linfocitos B tienen la habilidad de “recordar”. Así, la próxima vez que detecten la presencia de esa toxina en nuestro cuerpo, estas células inmunes producirán una respuesta inmune más rápida que nos protegerá más y mejor.

Ahora tiene más argumentos que permiten defender que una dieta saludable que favorezca el crecimiento de bacterias como Bifidobacterium resulta positiva para la salud a través de los beneficios arbitrados por el sistema inmune. Mientras, otros factores que perturban el ecosistema, como la ingesta de antibióticos, pueden facilitar el crecimiento de bacterias que inducen una respuesta inflamatoria que puede resultar perjudicial.

© CSIC
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El microbioma humano

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